Bueno, en verdad podría tirarme una parrafada hablando de mis impresiones sobre el pueblo, la casa, el colegio...pero seguramente acabareis aburridos, pues 3 miembros de este blog (sin contarme) tienen una experiencia propia. Así que voy a poner unas fotillos de lo que puede resumir una de las semanas más buenas de mi vida:
La playa estaba genial, (según Diego un poco fría, pero todos sabemos la relación que tiene Diego con la playa, así que...), el caso es que había un montón de olas, yo era la única persona que se estaba bañando y me lo pasé pipa, dejándome arrastrar por ellas (por cierto Migue, me recordé a ti :) ).
También fuimos a los pueblecitos de al lado, pueblos con pequeñisimos pero que valis la pena ver por las vistas a la playa o por el castillo de Guardias-Viejas, véase las siguientes fotos:
También fuimos a los pueblecitos de al lado, pueblos con pequeñisimos pero que valis la pena ver por las vistas a la playa o por el castillo de Guardias-Viejas, véase las siguientes fotos:
La sala en la que estamos estaba llena de uniformes de guerra que datan del orden de 1700 aproximadamente, (lo que aprendes de vacaciones...)
En esta sala, había una maquetilla del castillo, también había otras salas en las que había armas, chulísimas de la época, el caso es que impresiona la riqueza cultural que puede tener un pueblo aparentemente insignificante.
También fuimos a Almerimar, un pueblo donde se nota que la crisis no ha llegado aún, estuvimos por el paseo marítimo con el coche viendo los yates que hay:
Dejando un poco las visitas "turísticas", vamos a la parte del ocio, acabamos en el centro comercial, Diego se compró la última generación en volantes para el r-factor, verifico que es impresionante el tacto, la realidad, el caso es que pasamos más de una tarde "enganchaos", lo pasamos genial, ahí van las fotos del volante...
Ah se me olvidada, lo mejor de todo es que como Diego tiene nuevo volante, yo también tengo otro, así que preparaos los adictos al r-factor jeje.
El caso es que todo ha sigo genial, todo perfecto, así que poco más puedo decir solamente a la persona que ha hecho de esto una realidad, Gracias nene.
Para despedirme, voy a demostrar como Dios los cría y ellos se juntan :D
En esta sala, había una maquetilla del castillo, también había otras salas en las que había armas, chulísimas de la época, el caso es que impresiona la riqueza cultural que puede tener un pueblo aparentemente insignificante.También fuimos a Almerimar, un pueblo donde se nota que la crisis no ha llegado aún, estuvimos por el paseo marítimo con el coche viendo los yates que hay:
Dejando un poco las visitas "turísticas", vamos a la parte del ocio, acabamos en el centro comercial, Diego se compró la última generación en volantes para el r-factor, verifico que es impresionante el tacto, la realidad, el caso es que pasamos más de una tarde "enganchaos", lo pasamos genial, ahí van las fotos del volante...
Ah se me olvidada, lo mejor de todo es que como Diego tiene nuevo volante, yo también tengo otro, así que preparaos los adictos al r-factor jeje.
El caso es que todo ha sigo genial, todo perfecto, así que poco más puedo decir solamente a la persona que ha hecho de esto una realidad, Gracias nene.
Para despedirme, voy a demostrar como Dios los cría y ellos se juntan :D
Migue no sale en muchas fotos porque él era el fotografo oficial, aunque eso merece un capítulo aparte... De todas formas, eso no impidió que hiciese su cada vez más típica foto exhibicionista.
Esto es de después, cuando cogimos los bañadores y para todos aquellos que os lo estáis preguntando: ¡Sí! Diego Ángel se bañó.
Después cenamos algo en casa, concretamente unas pizzas que hicimos sobre la marcha (una sin quesho), y nos preparamos para darnos el marchón del siglo. Cogimos el carraco y nos fuimos dispuestos a comernos el mundo.
De primeras fuimos para Almerimar, ¡con los pijos! Primero por una carretera secundaria al borde del mar y después por el reino de las rotondas y las palmeras, llegamos al puerto deportivo. Por cierto, hasta a los ricos les ha llegado la crisis porque había muchos barcos en venta. Después de dar la vuelta de cotilleo, preguntamos que dónde estaba la zona de pubs. ¡Estáis en ella! Fue la respuesta que obtuvimos. En lo poco que había abierto había como mucho un par de camareros por sitio, eso sí, uno de ellos detrás de la barra afilando la espada para clavárnosla por si se nos ocurría pedirnos algo. Decidimos cambiar de planes y tirar para la city: El Ejido. De nuevo otra carretera perdida de la mano de Dios donde sólo había invernaderos e inmigrantes que iban y venían y en el mejor de los casos sólo llevaban un chaleco reflectante... en éstas que llegamos a la ciudad y para alegría de los dos rojillos, está todo lleno de moros y negros. Puede sonar xenófobo, racista o lo que queráis, pero la realidad es que ese jueves noche sólo ellos estaban en la calle. Nos volvieron a decir que pasado el verano, por allí ¡ni águilas! 
